A menudo se pregunta qué habrá detrás. Dónde conducirá.
Un día, ve la puerta está entreabierta y, empujando, por la rendija, se asoma al interior: un inmenso jardín y la escalinata, al fondo, que conducen a un viejo caserón.
Quiere entrar pero tiene prisa (llega tarde al colegio) y tiene que marcharse. Pero corriendo apurado se pregunta si volverá encontrar algún día aquella puerta abierta. Y si conducirá a ese mismo jardín.
Cada año, por navidades, preparo un regalo especial para amigos. Hace un par de meses le propuse a Pedro Núñez que se encargara de la sorpresa navideña de este año, y me planteó hacer Puerta en el muro.
Cincuenta obras originales, firmadas y numeradas, realizadas en papel Caballo de 250 gramos.
Cincuenta puertas -figuras, arquitecturas, formas-, que muestran que aunque la puerta volvió a abrirse en el muro, ya nunca volvió a dar al mismo sitio.
Abajo pueden verse las cincuenta obras que componen el proyecto. Un lujo, Pedro Núñez, y sus puertas.
3 comentarios:
¡Qué bonito Jesús!. Tan delicado, tan etéreo...
Felices días amigos. que sigas haciendo lo que te gusta junto a la gente que quieres.
Un abrazo
Gracias, Isabel. Pero el mérito, esta vez, es exclusivamente de Pedro.
Felicidades también para ti.
Un beso.
Espuertacular.
Bso
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