Por primera vez, un libro mío llevará fotos que también he hecho yo. Son detalles de las baldas y estanterías, y retratos de los protagonistas.
Me ha gustado fotografiar escritores. Encontrar en ellos gestos y miradas diferentes: el momento en que Gustavo Martín Garzo desvió la mirada; ése en el que Clara Sánchez miró por la ventana del sitio donde escribe.
Recuerdo también esa foto de Enrique Vila-Matas, en su casa de Barcelona, cubierta de montones de libros, y la de Juan Manuel de Prada, hojeando uno ante su biblioteca.
Y recuerdo a Carmen Posadas, posando ante una parte de sus libros, en su casa de Madrid, en blanco y negro.