domingo, 22 de enero de 2012

La casa de Keats

Keats por Severn
Sabía que John Keats había muerto en Roma, pero no sabía que su casa, junto a las escalinatas de la Piazza de Spagna, podía visitarse. Un segundo piso, con vistas a la plaza donde vivió apenas cuatro meses con su amigo Joseph Severn quien le dibujó -a la derecha- dormitando en su cama, pocas semanas antes de morir.
De la casa en la que vivió Keats, no se conserva apenas nada. Tras su muerte, por tuberculosis, la ley vaticana obligó a quemar no sólo la ropa sino los muebles, las cortinas del cuarto, e incluso el papel de las paredes, para evitar que la enfermedad se propagara.


Keats llegó a Roma en noviembre de 1821, y murió el 23 de febrero del año siguiente, con apenas 26 años. Poco antes de morir pidió a su amigo Severn que visitara el cementerio protestante, y que le contara cómo era.

Y Severn le descibió aquel lugar tranquilo, soleado, al lado de la muralla aureliana: el verde de la hierba y las numerosas flores que crecían sobre las tumbas, sobre todo violetas, las favoritas de Keats.
En la casa se conservan cartas y dibujos originales, manuscritos, libros y objetos personales.
Y los visitantes pueden mirar por la misma ventana por la que Keats miró en sus últimos días, escuchando la fuente de Bernini y su rumor del agua, y el sonido de los cascos de los caballos. Lo mismo que hoy puede oírse allí en su habitación.



Toda la casa está cubierta de estantes donde, a lo largo del tiempo, se han ido guardando ediciones de Keats y Shelley, cuyas cenizas, tras el naufragio de su barco, en Toscana, están también enterradas en Roma.
No he leído mucho a Keats, pero siempre me ha interesado su obra y su figura desde que descubrí aquel libro que le dedicó Cortázar, Imagen de John Keats. Aquel joven, que dejó sus estudios de medicina (fue practicante durante años) para escribir. 

Cuando murió nadie lo conocía. De manera profética dejó escrito: "Me levanté una mañana y descubrí que me había hecho famoso".
Bien por Keats!!!
  

                           


miércoles, 18 de enero de 2012

ROMA

Viajo mañana a Roma para participar en un acto, junto a Giancarlo Carofiglio en el Instituto Cervantes, en Piazza Navona.
Hablaremos, a partir de las siete de la tarde, sobre la manipulación de la palabra.

Y el viernes, a las seis de la tarde, en la Biblioteca María Zambrano, hablaré sobre Tocar los libros, cuya traducción, Toccare i libri, ha publicado recientemente la editorial Ponte Alle Grazie.

sábado, 14 de enero de 2012

Regalos infinitos

Suelen decirme, a veces con cierta envidia, que tengo unos amigos bien generosos. Y es verdad que con frecuencia llegan a casa sobres, cartas, paquetes...
Esta semana, por ejemplo, mi amigo Elías Moro, me ha enviado un ejemplar de un librito que se titula 99 Morerías del que ha hecho 99 ejemplares numerados.
Son 99 frases, de esas centelleantes, un poco ramonianas, que estallan como fuegos artificiales al leerlas:

                    El caracol es la mascota de los perezosos
                    Medusa: nube bailando bajo el agua
                    El erizo ha reñido con todos los peines
                    Por los volcanes se alivia el planeta del dolor de estómago
                    El sollozo es el llanto de los orgullosos.  

Un precioso regalo, como todos los suyos. Qué suerte.


El martes estuve en un homenaje a Emilio Urberuaga por su Premio Nacional de Ilustración.
Nos juntamos un buen número de amigos, entre ellos Fernando Vicente, que me regaló un calendario de escritores que acaba de editar la revista El malpensante con una docena de sus fantáticas y siempre sorprendentes caricaturas.

Están Joyce y Rilke, Mishima y Virgina Woolf, Camus, Saramago o, arriba,  Bolaño y Dorothy Parker.

Esa misma tarde, mi amiga Carolina, me regaló un ejemplar de La vuelta al día en ochenta mundos, de Julio Cortázar que había encontrado en una librería de viejo.
Un libro que leí hace años, y que me hizo descubrir esa parte juguetona, brillante y sorprendente de la literatura. También me regaló una idea para un cuento.
Y poco más tarde, mi amigo Javier Zabala, me dibujó en una libreta este precioso zorro que mira a la luna embelesado.
Las gotas de color gris un poco desvaído que lo salpican son, sorpresa, de vino. Nunca puedes fiarte de la perdurabilidad de los colores. Lo enmarcaré.



Y faltan todavía dos regalos lo que demuestra que, sí, soy un tipo definitivamente afortunado.

Uno es de mi amiga Elizabeth Atkins, que me ha enviado ese billete de cinco dólares, y otro de mi también amiga y estupenda escritora, Nuria Barrios.

Quienes hayan leído mi libro Tocar los libros recordarán esa historia en la que hablo de un billete de cinco dólares que, una vez, de vuelta de un viaje, metí dentro de un libro para que no se me doblara, y de cómo no he sido capaz de volver a encontrarlo.
Tocar los libros acaba con un: "y si alguien se lo encuentra que sepa que es el mío". Así que me pareció un detalle encantador que Elizabeth me enviara el billete de aqui arriba, nuevecito a estrenar y sin dobleces.

 Y Nuria me hizo llegar hace unos días su nuevo libro de poemas, Nostalgia de Odiseo, que acaba de publicar en Vandalia, en el que leo:


                  ARAÑA

                  Teje la tela
                  como la araña,
                  sacándola de sí misma.


Definitivamente ha sido una semana de infinitos regalos. Muchas gracias.

jueves, 5 de enero de 2012

Melchor, Gaspar y Lamillar

Juan Lamillar
Juan Lamillar. Coincidí con él en Sevilla, hace dos o tres años.
Me habían invitado a dar el pregón de la Feria del Libro Antiguo, y tuvo la amabilidad de acercarse a saludarme.
Desde entonces nos escribimos de vez en cuando, nos leemos con frecuencia, e intercambiamos libros y artículos.

Hace un par de meses nos vimos en Sevilla, cuando presenté allí Donde se guardan los libros. Y pocos días más tarde me envió un poema que acababa de escribir y que se titula Letanía.
Un precioso homenaje al mundo de los libros y lecturas.


Le pedí permiso para publicarlo aquí en el blog y me dijo que sí. Desde entonces he estado esperando un momento propicio, y he pensado que no puede haber una noche mejor que la de Reyes para colgar este regalo sorpresa.
Espero que a Juan le parezca bien que su poema aparezca bajo el árbol, mañana, envuelto en celofán amarillo y ruidoso, y verse inesperadamente convertido en Rey Mago a todos los efectos: Melchor, Gaspar y Lamillar.


                                                             LETANÍA
                                                         
                                              No sólo libros
                                              sino fotos de libros,
                                              historias sobre libros
                                              e historia de los libros,
                                              fotos de librerías y bibliotecas,
                                              de mujeres desnudas con un libro…
                                              Perdidos en el bosque
                                              con libros y una brújula,
                                              frente al mar con lo libre de los libros,
                                              al sol frente a estas páginas
                                              de acogedora sombra,
                                              en la noche naciendo de capítulos
                                              hechos para la luz  que es el mañana.
                                              Libros que desembocan en más libros.
                                              El neurótico orden de volúmenes
                                              despiertos en las baldas,
                                              anhelantes de manos y de ojos.

                                              No sólo libros
                                              sino el mundo en un libro,
                                              el amor en un libro,
                                              la muerte agazapada
                                              en la mitad del índice.



Las fotografías que acompañan el poema son de la biblioteca de Andrés Trapiello, arriba, de Antonio Gamoneda, sobre estas líneas a la derecha, y de Jesús Ferrero, a la izquierda. 
Abajo, detalles de las bibliotecas de Soledad Puértolas, en blanco y negro, y de Enrique Vila Matas. 
Gracias especiales a Juan Lamillar y feliz noche de Reyes para todos. Suerte con los zapatos.