A la derecha, un rincón del estudio de mi amigo el ilustrador Javier Zabala.
Me invitó una noche a cenar, y aproveché para cotillear sus acuarelas, rodillos, botes y frascos... Todo en un desorden minucioso, diríase que casual y necesario.
También estuve, este verano, en el estudio de José Luis Mazarío, en Santander. Y me gustó ese caos apetecible: caballetes y estantes, y montones de libros, y carpetas y lienzos en el suelo.
Hay algo germinal, intuyo, en ese proceso de acumulación de papeles, revistas y fotos.
Leí hace tiempo que cuando se trasladó el estudio de Francis Bacon a Dublin, abajo, hubo que contratar a un equipo de arqueólogos que se encargaron de cartografiar cada centímetro cuadrado de aquel montón de cajas, trapos, manchas de pintura y óleos acuchillados, y trasladarlo exactamente en la posición que ocupaban. "El paisaje de la catástrofe", llegó a escribir algún crítico de aquel lugar en el que Bacon trabajaba.
Últimamente he visitado varias veces el estudio de mi amigo Damián Flores, a la derecha y abajo. Lleno de cajas y pequeñas maquetas, carpetas y cartones, paredes y fluorescentes blancos en el techo (tan alto como la bóveda celeste), que respiran cierta serenidad.
En medio, una silla, un caballete y, al fondo, los cuadros vueltos hacia la pared, que ha terminado.
También estuve, hace tiempo, en el estudio de Antonio Santos, pintor y escultor. E hice fotos de sus botes de pinceles, y sus tubos de óleo, rodeados de máscaras africanas, libros y tallas de madera.
Me fijé en su mesa, abajo. Y en los botes de pintura, con manchas delatoras, de dedos, en las tapas.
Qué sensación, esos lugares en los que surge todo.
Estudio Mazarío |
Detalle del estudio de Javier Zabala |
3 comentarios:
Te envío un saludo desde el caos-no caos de mi estudio. Y cierto es que les envuelve una magia curiosa muchas veces no apto para cónyuges ordenados. Mi marido no entiende que esté tan rodeada de tantas cosas...y sin ellas las use o no no puedo crear. Precioso el de Javier, gran amigo.
Gracias Tesa. Suerte con tu vida ordenada. Y con tu vida desordenada.
Alucinante el de Damián Flores. Parece un escaparate
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