Por ser esposo de una rosa gime,
mi cuerpo de claveles labradores
y ansias de ser rosal de ti lo encienden.
Al día siguiente se lo recitó. Ella dijo que sí, que le gustaba, que le parecía bien, pero que se llamaba Josefina.
Siempre hay en la vida de Miguel Hernández un poso de calamidad, una sombra, una premonición, una fatalidad sórdida y reiterada... Aquella Josefina acabaría siendo su mujer, años más tarde. Y el único regalo de boda que recibió, un reloj de oro con el que le obsequió Vicente Aleixandre, le conduciría a la cárcel, la tortura y la muerte.
Hoy se cumplen cien años de su nacimiento, en Orihuela, y recito sus versos de memoria.
Cien años hace de ese padre que nunca lo entendió; de una madre marcada por la temprana muerte de tres de sus pequeños. Cien años de coscorrones y de pelo a cepillo -el pelao, le llamaban-; cien años de irse al monte con una máquina de escribir y un diccionario; de sus amigos, Neruda y Aleixandre; de la mirada torva de Cernuda... Cien años de la guerra, en el Quinto Regimiento -americana y gorrillo cuartelero en la fotografía del carné-; cien años de sus versos prodigiosos. Menos tu vientre,
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
En mayo de 1939, perdida ya la guerra, cruza clandestinamente la frontera
de Portugal. Es arrestado por la Guardia Nacional tras recibir una denuncia. Había vendido, para comer, el reloj de oro que le regaló Aleixandre, y un traje, y el comprador pensó que eran robados.
Comenzó un calvario de cárceles y celdas, enfermedades, cartas... Durante meses su mujer, Josefina, sacó sus versos de la cárcel en la tapa de la lechera donde, a diario, le llevaba caldo.
La mañana del 28 de marzo de 1942, cuando fue a dejar en el mostrador de la entrada la bolsa de comida que le lleva, el guardia le hizo un gesto con la mano para que la recogiera. El recluso Miguel Hernández Gilabert había muerto esa madrugada de fimia pulmonar, según el certificado de defunción.
El cadáver no pudo velarse porque en las tapias del cementerio todavia llevaban presos a fusilar de madrugada.
No había cumplido 32 años.




















