He estado este fin de semana en Santander, viendo una exposición dedicada a Pepe Hierro en el Palacete del Embarcadero.
Se titula La mano de Pepe Hierro, e indaga en su faceta como pintor y dibujante: barcas, flores, marinas, guitarras e instrumentos musicales y esos autorretratos suyos, casi estremecedores, surcados de trazos y borrones tajantes y extrañamente expeditivos.
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Y se le recuerda, en las ferias del libro, firmando sus dedicatorias con una caja de acuarelas, cuando no dedicaba mojando los pinceles directamente en el café. "La única manera de vender libros de poesía -dijo en alguna ocasión- es pintándolos".
Hay una vieja tradición de escritores que dibujan o pintan, como si nunca se diera un único talento. Pintaba Alberti, pintaba Lorca, pintaba Gabriel Celaya, y escribían Dalí y Ramón Gaya.
Pintaba, por lo visto, Juan Benet. Pintaba Buero (el conocidísimo retrato de Miguel Hernández a a lápiz, lo dibujó él en la cárcel del Conde de Toreno, cuando ambos estaban allí presos). Y hoy pintan, o dibujan, Juan Carlos Mestre, Trapiello o Benítez Reyes que ha utilizado alguno de sus collages como imagen de cubierta para sus libros.

Qué mas da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
Por cierto que la editorial Nordica acaba de editar Hierro ilustrado. Una antología de sus poemas imprescindibles, ilustrada por muchos de sus dibujos mas conocidos.
Una estupenda oportunidad de encontrarsse con Pepe Hierro que, este año, habría cumplido noventa.
Más información sobre Hierro ilustrado, AQUI:
La exposición, organizada por la UIMP puede visitarse hasta el día 29 de julio.
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