A Elías, estupendo escritor y generoso amigo, siempre le ha hecho gracia mi afición por la arquería, y hace ya tiempo me dedicó un cuento, Guillermo, que se incluye en un libro que ha escrito sobre crímenes y que reproduzco aquí abajo.
Es obvio que el protagonista no soy yo, porque no creo que acertara con los ojos cerrados. Probaré.
Guillermo
Para Jesús Marchamalo, arquero.
No fallaba ni una. Tantas veces lo intentaba, tantas veces acertaba.
Podía hacerlo, como suele decirse, “con los ojos cerrados”.
De hecho, normalmente lo hacía así, con una venda oscura tapándome los ojos.
Tenía cogida la distancia, la altura, el ángulo de vuelo, la potencia de salida, contaba con la dirección y resistencia del aire…
¿Qué culpa tengo yo de que ese tío midiera diez centímetros más de lo previsto y la flecha le entrara por el ojo?
Con las manzanas no me pasaba.
Elías tiene un blog que se llama El juego de la taba, y que os invito a visitar, AQUÍ.
Y sobre tiro con arco, publiqué hace tiempo una nota en el blog, Tiro con arco, que lo mismo os divierte.
Los cromos, por cierto, son bien bonitos.
4 comentarios:
¿Dónde mejor que contigo esos cromos?
Gracias, Jesús.
Abrazo.
Elías tiene una caja de sorpresas, sin fondo, de la que pueden salir los objetos e imágenes más variopintos. Y para qué decir de las palabras que los acompañan; es un escritor magnífico.
Un saludo.
Toda la razón, Mercedes. Gracias por tu mensaje.
Abrazo Elías.
Otro grande para vosotros.
Con todo mi agradecimiento a ambos.
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