Siempre me gusta en los libros, encontrar ese rastro sutil de otros lectores: viejas entradas de cine o billetes de metro o autobús, subrayados y notas, comentarios, papeles con dibujos o con teléfonos que no sabemos de quién son... Una vez, encontré el negativo de una fotografía, y otra, el informe de un electrocardiograma que, afortunadamente para el desconocido propietario, decía que era normal.
Esta vez, comenzaba contando, he encontrado un par de libros apecibles. El de arriba; una edición de Sonata de invierno, de Valle-Inclán que tiene esa firma escrita en la portadilla; Juan Gil-Albert y Simón.
Nunca uno sabe cómo los libros de una biblioteca particular -que avatares, qué caminos insólitos- acaban en una librería de viejo.
Nunca se sabe, pero ahora ese libro e Gil-Albert, ése viejo ejemplar en el que leyó a Valle-Inclán, está en mi biblioteca, y es el mismo en el que ahora, con su firma, puedo también leerlo yo.
Otro de los libros que he comprado es un ejmplar de Antología Poética, de Luis Cernuda, publicado en Alianza en 2002.
Me llamó la atención esa especie de extraño, inquietante crucigrama, que tiene dibujado en una de sus páginas.
No sé qué es lo que puede significar. Ni si en realidad significa algo, más allá de una disposición caprichosa de letras quizá con una voluntad únicamente estética. Me llaman la atención las uve dobles, las eñes, y las equis. Aparecen en una proporción que no se corresponde, creo, con la frecuenca con que las utilizamos en español. Sin embargo sólo he contado cuatro aes.
Si alguien consigue interpretarlo, me encantará saber qué significa.
Dibujo a bolígrafo en Antología Poética, de Cernuda. |
Y el último tesoro, es éste libro de Enrique Vila-Matas, Lejos de Veracruz, publicado en Alianza, con una dedicatoria autógrafa del propio Vila-Matas, y uno de sus inconfundibles dibujos: un personaje con sombrero y gabardina que, la mayor parte de las veces, es él mismo.
No sé quién puedan ser ese Domenec y esa Dorothea, ni por qué se deshicieron del libro, o lo perdieron. Son esas historias misteriosas, la mayor parte de ellas fabuladas, siquiera imaginadas, de los libros de viejo.
Una feria con suerte, desde luego.
16 comentarios:
Y pensar que a mi me pasa absolutamente lo contrarío, huyo de toda marca de cualquier dueño anterior. Me da la sensación de tener en mi poder algo que en el fondo nunca va a ser verdaderamente mío y siempre va a pertenecer a aquella persona que dejó su huella en aquel libro.
Qué curioso. Es esa misma certeza de que un libro nunca acaba de ser totalmente tuyo lo que a mí me encanta de los libros con marcas.
Gracias, Isabel.
Pinocho, de Collodi, y un libro de relatos de Juan García Hortelano, fue mi compra hace unas semanas en esta feria a la que soy fiel, ya sea en primavera u otoño. Libros de Max Aub en el último Mayo, además del Tom Jones de Fielding -de segundísima mano-.
He llegado a este blog porque ayer en el trabajo, mientras hacía los pedidos -soy cocinero- le escuché en la radio hablando sobre su último libro Donde se guardan los libros, que conseguiré esta semana, a ver si lo tienen en las librerías donde me tomo a veces los vinos y las cervezas, sin esperar a encontrarlo algún día de saldo, tal es mi impaciencia.
¡Salud!
Pues un gusto excelente, qué quieres que te diga.
Compartimos Max Aub, y Hortelano. Y Pinocho, por supuesto.
Espero que te guste mi libro de bibliotecas. Ya me dirás.
Un saludo, gracias.
Y enhorabuena por tu blog!
Me encanta descubrir marcas y rastros de otros lectores en los libros. E imaginar dónde, cuándo y por qué leyeron lo mismo sobre lo que yo ahora paseo la mirada pero, sobre todo, porque lo abandonaron para terminar en mis manos.
Me gustó la entrada.
Un saludo.
¡Buenas tardes Jesús!
Soy uno de los alumnos de Pastoriza que han estado contigo esta mañana (te tuteo, ;-) ) en la facultad de Ciencias de la Información.
Me ha parecido muy interesante todo lo que has contado. Compartimos muchas cosas, como lectores y como escritores, por lo que veo por aquí. Entre ellas -además del gusto por Cortázar, al que admiro- que los dos colaboramos en Culturamas y yo no me había dado cuenta hasta hoy precisamente.
El caso es que entré para ver el código de letras que encontraste en el libro de Cernuda porque me despertaba mucha curiosidad. ¡Qué misterioso y qué maravilla! Me encantan estas pequeñas cosas que se encuentran en los libros. A mí lo que más me ha gustado encontrarme fue una marca de labios pintados en un fuerte rojo. Creía que esas cosas sólo eran de las películas romanticonas.
Miraré dicho código por si consigo descifrarlo. Si avanzo en la solución lo comentaré aquí, por supuesto. ;-)
Muchas gracias. Un cordial saludo,
Jesús Villaverde Sánchez.
Me encanta descubrir marcas y rastros de otros lectores en los libros. E
Hola, Javier, gracias por tu comentario.
A mí me pasa lo mismo con los libros
Saludo.
mch
Hola Jesús, gracias por tu comentario -te tuteo también-. Me encanta esa historia tuya del rastro de carmín. Suerte con el código, y con el oficio.
Gracias.
Jesús yo soy de las que dejo marcas, no puedo evitarlo sobre todo en los párrafos que me gustan mucho, pero también me encanta encontrármelas en los ajenos.
Todo un hallazgo el que has tenido en esta ocasión, yo creo que los libros te buscan a ti, porque saben lo mucho que los valoras.
Me encantó tu libro "Tocar los libros", ahora estoy a ver si puedo conseguir el útlimo, y el anterior. Por cierto te nombro en la última entrada de mi blog, que va sobre una pequeña librería de mi barrio.
Abrazos
L;)
Gracias, Lola. He buscado tu blog, pero no he conseguido dar con él. Si vuelves, deja la dirección.
Abrazo, gracias.
L;)
Hola Jesús, tengo más de un blog, y eso complica la cosa.
Aquí el enlace en el que trabajo normalmente,
http://loliperezgonzalez.blogspot.com/
Y aquí el enlace en el que te plaguié pero puse tu nombre,porque me encantó tu "Tocar los libros", que ahora que lo miro me contestó tu editor y todo.
http://loliperez.blogspot.com/2010/12/tocar-los-libros-de-jesus-marchamalo.html
No pares de escribir, Jesús. Por cierto ¿vas al festival EÑE algún día?
Abrazos
Acabo de verlo, gracias Lola.
Y gracias también por tus palabras.
No, no tengo previsto ir al festival eñe.
Lo mismo al final me acerco a ver a algún amigo.
Abrazo.
A mí me ocurre igual, valoro que un libro antiguo tenga dedicatorias, el nombre de su antiguo propietario, anotaciones, etc. Me parece un libro más vivo. Y si el libro está editado durante la vida del autor, y con algunas de estas marcas de algún lector de entonces, aún más vivo.
En el crucigrama que hay en uno de esos libros he encontrado la palabra "rye" (whisky de centeno), luego el que lo dibujó estaba como una cuba.
Gracias, Diego. Lo de la borrachera lo habíamos sospechado desde el principio, pero esperábamos una prueba irrefutable.
Saludos.
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